jueves, 3 de abril de 2014

La vida

Qué fácil era verle inspirado aquellas noches de bohemia señor K, sólo había que sentarle frente a un piano. Supongo que en el fondo aquella tela roja que cubría la banqueta y que hacía juego con el cobrizo de la madera que cubría la parte inferior de las paredes de la sala daba el tono justo de intesidad para no decaer.
La noche se hacía especialmente plácida con aquel olor a rocío por la madrugada, con el silencio que acompañaba a las melodías improvisadas y aquel inamovible humo del tabaco que daba la impresión de que todo era onírico. El contraste entre el frío de la noche, con aquella oscuridad que te podía tragar y la calidez de ese pequeño club en el que sonaba al volumen justo la mejor música era lo que nos hacía pensar que estábamos en el mejor sitio del mundo.
Si uno se detenía a pensar: era mucho mejor estar en la sala caliente y resguardado en ese estado etílico que estar en la calle a merced de la noche y respecto a otros lugares... bueno: quién sabe, en aquel momento la vista no divisaba nada más y según el juicio del hombre sensato nada que no pueda ser abarcado con un golpe de vista existe.

No he podido olvidar ni un solo minuto, la bebida era excelente, la música sonaba armónica y como buena improvisación nunca se repetía. Era tal vez lo más místico: no existía el tiempo, ni el dinero, tampoco había confrontaciones entre hombres porque todo el mundo estaba boquiabierto contemplando la inmensidad de sus almas por primera vez. El público estaba tan alucinado de ver su interior y cuán amplio era que no podían hacer otra cosa. El cúmulo de sensaciones marcaba la pauta: A veces una gran alegría, una alegoría a la vida. Celebración, primavera, amor, paz y comunión entre hombres.
Otras veces sentimiento de asombro, profundidad, preguntas vitales y deseo de conocer, de sumergirse en el mar de dudas hasta hayar las respuestas en el fondo sin miedo a ahogarse.

La especie humana ha sido diseñada para reunirse en grandes multitudes y observar a un virtuoso con asombro, porque ello les hace ver de lo que es capaz cualquier mortal que tiene la dedicación, la severidad y la paciencia para rebuscar en sí mismo, para acallar el ruido de fondo que nos impide reflexionar y pensar, para sentarse delante de la persona más importante del mundo que somos nosotros mismos y preguntarnos qué queremos, cómo nos sentimos, para decirnos que no importan los errores cometidos, que nos queremos, que nos vamos a apoyar hasta el final, que nunca nos traicionaremos y que estas charlas continuarán siempre que lo necesitemos. Abrazarse a uno mismo es lo más hermoso e increíble, porque en realidad no necesitamos más en la vida. Tenemos las herramientas que tiene cualquier otro, las facultades y la posibilidad de progresar y mejorar cada día hasta el último.
Si uno lo piensa bien todos los problemas vienen por lan interrelación entre personas. Cuando dependemos de alguien siempre se van al traste nuestros sueños. El egoísmo de los demás nos destroza el alma. Es por ello que hay que cuidar al único compañero que nunca será egoísta y no nos engañará. El Alter Ego.

Por ello es tan importante ser público de una función en la que un virtuoso nos demuestra que un hombre solo que se respeta y se ama a sí mismo es un hombre perfecto en todos los aspectos. Bueno, quizás también porque nos enseña como se debe vivir en sociedad, aunque estemos entre una multitud, no hacemos caso a absolutamente nadie más que a nosotros mismos: nos escuchamos reflexionar. Estamos rodeados y aislados, eso es la vida y fue usted mi profeta señor K, qué poco hacía falta para inspirarme, sólo necesitaba que me sentaran delante de un piano.

Domt