martes, 5 de diciembre de 2017

No hay redención

Cuando cae la lógica y el tiempo se abruma
La presión crece y el ansia enmudece
Comienza la verdadera etapa de la excitación
Siempre que se acelera la felicidad, crece la locura

Una resaca impávida que nada teme
Si todo pudiera llevarse por delante en un suspiro...

El enemigo interno, cuando está dentro
Mora entre los sentimientos más oscuros
La verdadera raíz del miedo
¡Escúchame miseria! ¡Hoy el cielo te empuja!

No son tenidas en cuenta tus vestiduras
La amplitud del río ahoga las penas aunque hoy baje seco
Veo con clarividencia la luz blanca que me calienta
Si ya una vez subí la corriente nada he de temer
Aún en fosas más oscuras e infectas he estado
Aún en sendas más largas me he atravesado
Sólo una minucia temporal, sólo un inconveniente ridículo

Caen hoy mis lágrimas por ti
Y te regalo este soneto
Para que andes precavido cuando te llegue
No existe el sudor frío ni el auto dolor
No tengo compasión por la desdicha
Jamás cederé un ápice aunque me lleve
Bazofia de la más hedionda procedencia no me asusta
Pues tanta repugnancia hay en tu ser que has de desintegrarte

Puedes hacerme oír tus alaridos estridentes y confusos
Aunque jamás podrás hacer que los escuche
Podrías tratar de ahogarme una vez más
¿Qué ocurre siempre que lo intentas?
Hoy no he venido a desterrarte
Ahora he venido a aniquilarte
Te doy muerte serena y me atrevo a juzgarte
Pues no hay mayor agravio a la mismísima creación que,
en ella, estar tú.

Sin tapujos - No hay redención. William A. Water