jueves, 28 de junio de 2018

Acerca de las drogas y la violencia

¡Vaya título le pongo a este escrito! pareciere que en lo más profundo de mi ser busco atención a cualquier coste.

Estoy tristemente borracho en el bar portuario de siempre, esta taberna tiene un inexplicable aroma a hollín, se respira sin embargo una tensa calma. Diversas almas condenadas se reúnen aquí para darse muerte física. Desgraciados como yo que pasan sus días en viejas cárceles de metal. De un puerto a otro, de un pequeño abismo a otro más sutil.
Antaño las prisiones se construían preferiblemente en islas, lo cual queda completamente explicado si se comprende el concepto de que el agua no es nuestro elemento ideal, aunque de ella dependamos como seres vivos. ¿Por qué iba alguien a querer construir un artilugio para navegar? ¿Por qué aprisionarse voluntariamente?
En un presidio te ofrecen comida y asilo. En un barco claramente lo mismo: la única diferencia es que en una cárcel no luchas contra ventiscas, huracanes, maremotos... aunque bien cierto es que no obtienes una compensación económica tan abundante.

La violencia: siempre estaba en cada paso de mi vida. Desde los golpes que recibía de niño en el orfanato hasta las constantes peleas que amenizan mi existencia en este tugurio. Una discusión sobre temas triviales es la chispa. Supongo que hoy día la gente trata de informarse sobre la mayor cantidad de temas posibles para siempre poder ser hipócrita y refrendar un argumento de otro si existe interés sexual o bien tratar de refutarlo si hay un interés iracundo.

Puedo apostar a que la violencia en el fondo es como una droga, para la gran mayoría de cangallas drogarse solo resulta demasiado patético. La acción de alterar la mente mediante sustancias por todos conocidas se realiza en grupo para que no resulte tan obvio que se está enfermo, que se desea la muerte. Claro queda que "mal de muchos: consuela horrores". Aunque me gusta más la expresión "no me importa caer si el resto del mundo cae conmigo". Curioso como la humanidad, sea del país que sea, teme a la soledad por encima de cualquier cosa.

Se preguntarán pues, por qué escribo en este estado. Imagino que al no ser un cangalla, para mí drogarme es un viaje de auto-conocimiento cuyo destino es la expansión no de dentro hacia fuera, sino de abajo hacia arriba. Para que quede mi billete sellado, que estas oraciones atestigüen mi partida.

John Kohr - Vitaminas muy concretas