viernes, 20 de marzo de 2020

Aguanta hijo, aguanta hija

Se complica la situación especialmente en el hemisferio norte debido a un azote que por no distinguir entre burgueses y proletarios ha caído en el foco público, obtiene un seguimiento masivo y se suceden las informaciones por todos los canales por el hombre conocidos.

En un planeta que no deja de girar, nada escapa al destino y apenas nada puede oponerse al tiempo. Damos por sentado que, alejándonos de sofismas, todo cuanto ahora acontece en las zonas nórdicas de nuestro esférico hogar pronto acaecerá en todas partes y ahí ya no habrá escapatoria. Nada parece escapar a las garras del monstruo, si bien resulta axiomático e irrefutable que sí se puede escapar de ellas. Quizá la juventud, tal vez la vigorosidad y causas difícilmente comprensibles para el humano influyan de forma capital, sin embargo, la verdadera devoción por la vida sigue siendo el pilar fundamental que sostiene nuestra existencia. El miedo no nos debilita como muchos creen, el pánico sí puede destruirnos por el contrario. No hay nada de despreciable en vivir en estado de alerta, llámenlo ansiedad o stress si así gustan, pero cualquiera que sea el destino de su bautizo, jamás se avergüencen o se vilipendien por ello.

La cadena de infortunios que parece perseguir para darnos caza nos angustia, pero debemos permanecer fuertes y sosegarnos, apacigüemos nuestras almas con el infalible método que antaño nos permitió sobrevivir a plagas, guerras y hambrunas: el conocimiento. Aún cuando parezca tambalearse toda nuestra sociedad, alumbremos el recuerdo dormido de que somos los frutos de unas semillas que cruzaron umbrales mucho peores. Desde los primeros homínidos bípedos hasta nuestros días, la incontable cantidad de desdichas y envites del destino han tratado de exterminar a la raza humana y a sus predecesores más ancestrales con toda suerte de felonías y canalladas. La supervivencia nunca fue cosa fácil, los humanos siempre han sacrificado a porciones de su población con la esperanza de que tan incierto sacrificio permitiera que los supervivientes pudieran seguir masacrándose entre sí al tiempo que se flagelan con deidades que ellos mismos crean y amoldan a los tiempos que viven.

Aún a pesar de toda la pesadumbre que nos evoca el saber que muchos iguales caerán estos días y que les será negada hasta la más mínima esperanza, aprovechemos este trágico vals para mejorar, leamos las obras con menos censura que ha parido la literatura y dejémonos llevar por la música compuesta con verdadera emoción, la única capaz de hacernos llegar sentimientos que muchos ni conocen hoy día.

Les recomiendo su bebida favorita mientras sienten los anhelos de un hombre que jamás entendió la libertad https://www.youtube.com/watch?v=_z8TZjcqYhY