lunes, 11 de abril de 2016

Mark Kerkel - Entre dos ríos

Todos estamos condenados a muerte
no hay nada más cierto que ello
Por mucho que nades siempre te ahogas
tu energía desaparece, no te escondas.

Ya escucho a la muchedumbre confundida
quien no conoce a su verdadero enemigo
nunca vence, nunca toma la iniciativa.
Manejados, luchan contra el chivo expiatorio.

Has llegado hasta aquí, has dormido en las cavernas
retumban los ecos de la venganza, de la ira y de la disolución
casi se muere la sociedad pero encontraron un nuevo líder
un nuevo mentiroso, ya tienen a quien hacer responsable
de sus errores y de sus malas decisiones.

Cuando decides caminar por la nieve sabes que
te mojarás hasta las rodillas, sollozas y ruegas calor
pero el calor derretirá la nieve, piensa bien tus deseos
no es fácil adquirir poder y no ahogarse en él.

En este mundo idílico de alcohol, drogas y soledad
casi nada reluce, pero todo brilla.

Mira ese líder lejano al que debes masacrar
ábrelo en canal, mutílale cada miembro,
utiliza una cuña en sus uñas.
Clava agujas en sus ojos,
Hazle pequeños cortes, causa pequeñas quemaduras,
secciona sus órganos sexuales,
daña su estómago.
Hazlo rehén y hazle comer sus propias heces,
rómpele los dientes con sus rodillas amputadas.
Nunca le dejes morir.

Mark Kerkel - Entre dos ríos

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