domingo, 29 de mayo de 2016

La fuente del mal

Con el sol tapado por los árboles que tupían el bosque y con la intimidad de ese telón de pudor que nos cubría hasta el aura no me resultaba desabrido el pasar tanto tiempo contigo, sin ropa y sin conocimiento alguno sobre el arma mortal que ante mí se postraba.

Era una fuente tributo a una virgen, una de tantas putas que se habían beneficiado a todos los hombres del pueblo a cambio de que estos contaran a sus esposas y mujeres que eran santas y que podían obrar milagros. Tenía pequeños pliegues que emulaban gajos frutales, como los de una naranja, el mármol estaba ligeramente mohoso en dichos plisados. Tenía una base grande y gruesa que tenía forma circular cual plato, mientras que un metro más arriba había otro plato exactamente igual que el que conformaba la base, aunque con un radio mucho menor. En el extremo más alto se encontraba una repugnante imagen de aquella señora de vida alegre desgastada.

Allí chapoteábamos y jugábamos durante horas, los veranos se hacían tan entretenidos cuando no estaban los adultos para descargar parte de su amargura en nosotros, para utilizar como siempre a los niños para creerse más inteligentes, fuertes o valiosos.

Perpetúan en mí esas imágenes en las aparecemos sentados en el mármol refrescante mojados por el agua que otros utilizaban para santiguarse debatiendo sobre qué padres eran peores, sobre qué futuro era más incierto. Te quería mucho en aquella época, porque no eras una mujer sino una amiga, alguien en quien confiar, con quien jugar y de quien aprender. Las conversaciones versaban desde secretos hasta banalidades.

Me cantabas acerca de tus sueños, de cómo querías ser una persona con cultura, con conocimiento y sin miedo a nada. querías que estuviéramos siempre juntos y que murieran todos los que nos rodeaban, que fuéramos el todo para el otro. Supongo que ese egoísmo marcó mis pensamientos, marcó cada suspiro que me enfrió en mi vida.  Todos los días me despertaba con la ilusión de poder verte, era algo rutinario pero emocionante, muy pocas cosas existen en el universo que tengan ese efecto, esas cualidades.

Sabías que el tiempo podía tumbar al gigante más temible y que a nosotros nos haría fuertes mientras debilitaba a los demás. Si algo me encandilaba de ti era esa crueldad absoluta ante todo lo inferior, ese tener claro que si hay alguien mejor lo más sensato es exterminarlo porque puede destruirte y si hay alguien peor siempre es un lastre deseoso de ser eliminado ipso facto.
Siempre has sido una persona muy especial, esos pensamientos que mixturaban fobias, odio y amor realmente conseguían atraparme.

También me acuerdo que solo te miré los genitales el primer día porque no me llamaron demasiado la atención, pensaba que a ti te faltaba algo, aunque no sabía que tal pensamiento freuidiano estaba equivocado, porque en realidad tu poseías algo que yo no: auténticas armas de control mental.
La juventud: aquel milagro que uno trata de ignorar mientras que otros intentan robártela porque no supieron aprovechar la suya y hoy día son religiosos.

Pero lo que más recapitulo es ese instante en el que sabíamos que difícilmente nos íbamos a volver a ver y me dijiste:

"Todos miramos un punto en la infinitud y lo seguimos sin saber que en el fondo caminamos por una esfera de la que no podemos salir. No puedes seguir a una estrella fugaz, porque ella siempre avanza mientras que tú no dejas de rodear el mismo punto sin descanso. Es superior a ti y no puedes cambiarlo. Está bien luchar para romper los límites pero las fronteras están ahí para algo ¿No crees? bueno, supongo que de cualquier modo debo dejarte ir. Vete de aquí y trata de no volver porque este lugar está maldito. Aquí yace la maldición del "buenhombre" aquí murió toda esperanza porque perdió su batalla contra la fe. Ahora no lo entiendes, pero lo comprenderás en el futuro.
Un día tras otro despertarás niño y pensarás que todo esto solo fue un epígrafe de quien se alimenta de la locura hasta que el sol comience a molestarte una mañana y asimiles que ya eres lo suficientemente inteligente para quedarte estupefacto.
En ese tris podrás integrar que lo que ahora te digo te acompañará siempre porque yo también estoy maldita, soy parte de esa maldición y que por mucho que remes siempre acabas volviendo al puerto de partida. Pero trata de alejarte porque si vuelves aquí ya nunca podrás escapar.
Esto es una elegía, una delación, yo me sacrifico para salvarte. No vuelvas jamás porque te amo."

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