miércoles, 29 de agosto de 2018

El estigma del paradigma sexual

Lo cierto es que para la mayoría de adolescentes, en aquella época al menos, el sexo era algo sobre lo que se hablaba mucho pero se sabía poco y se practicaba todavía menos.

Recuerdo bien aquel día: uno de mis mejores amigos me dijo en mitad de una clase que él había eyaculado por primera vez la noche anterior. Se había masturbado en el baño y al contrario que las veces pasadas, esta vez había producido semen.
Me preguntaba siempre sobre temas sexuales por el hecho de que yo tenía novia. Lo cierto es que yo apenas sabía nada. En aquella sociedad católica se prohibía hablar del tema, era el más crudo de los tabúes. Los padres no hablaban del tema y castigaban con severidad cualquier mención directa o indirecta a él. Los maestros seguían la misma hoja de ruta, es por ello que generalmente había tantos embarazos y matrimonios prematuros en aquellos tiempos.

Lo cierto es que ella sí sabía bastante, había estado leyendo un par de libros y de hecho, sus padres tan liberales y despreocupados, probablemente en alguna borrachera le habían explicado con detalle lo que era el acto sexual. Mucho me temo que llegó a presenciarlo en más de una ocasión siendo una niña pequeña.

Una tarde, después de salir de la escuela fuimos a su casa a comer juntos. Recuerdo muy bien aquel aroma a encurtido en la cocina, las patatas cortadas en finas rodajas casi a la perfección, el queso gratinada y la nata que unía aquella bella creación culinaria. Casi puedo sentir la textura de las setas frescas en mi boca si cierro los ojos y me concentro. Estaba sentado en la silla, ella siempre se ponía a mi lado en lugar de sentarse enfrente como sería menester.

Hoy la escuela ha sido un auténtico caos, se han puesto bastante pesados con el tema de la excursión... Verdaderamente no alcanzo a comprender porqué les excita tanto la mera idea de salir todos juntos custodiados por los maestros, no entiendo qué le ven de divertido salir de la escuela para ir al pueblo de al lado a recoger flores. Se puede hacer lo mismo cualquier día, de hecho: ¡podríamos ir nosotros dos a hacerlo ahora! ¿no?

Siempre me causaba cierta gracia el hecho de que prácticamente nada le hiciera ilusión, su falta total de empatía, sus escasos y malévolos sentimientos o su sonrisa venenosa. Sólo la veía feliz en momentos muy singulares, generalmente justo después de un beso o cuando paseábamos solos por el bosque.

Después de comer nos pusimos a estudiar un rato, para solventar un pequeño contratiempo: sin darnos cuenta llevábamos faltando a la escuela casi a diario desde el comienzo del curso. Aunque siempre conseguíamos superar los exámenes sin esfuerzo alguno y los trabajos los hacíamos el día de antes de la fecha límite, lo cierto es que debíamos ponernos al día.
Tras un par de horas trabajando a destajo logramos superar con mucho el conocimiento medio de nuestros compañeros, estábamos listos para lo que hiciera falta. Acto seguido comenzó a besarme de una forma más agresiva y dominante de lo habitual. Le seguí el juego hasta que comenzó a desnudarse, entonces me preguntaba a mí mismo si realmente estaba ocurriendo: ¿íbamos a perder la virginidad de esta forma? su mirada era la de un cazador, su expresión era lujuriosa pero a la vez mostraba cierta sangre fría impropia de la situación.
Los pensamientos me asaltaban, se había corrido el rumor por el pueblo de que para tener una relación sexual satisfactoria había que aguantar la eyaculación tanto como se pudiera, para lo cual se daban consejos de lo más variopintos: desde pensar en algo poco excitante hasta mascar granos de café. Claro que, ¿qué sentido tenía eso? ¿de verdad iba a bajar a la cocina a por café y mascarlo mientras tenía relaciones sexuales? ¿si me daba un beso mientras mascaba café qué debía hacer?

Cuando quise darme cuenta mi virginidad se había evaporado. No diría que fue la mejor relación sexual de mi vida, pero sí probablemente la más impactante, supongo que como en el caso de cualquiera.

Era una maniática, algo demente la mayor parte del tiempo pero aún así probablemente era fértil. Eso pensaba en aquel momento. Sabía que eyacular dentro de una mujer significaba tener descendencia, pero también que a muchas parejas les costaba que la mujer se quedara embarazada. No le veía sentido pero empecé a darle vueltas al asunto y ella me dijo con la mirada clava en mí, pelo alborotado y completamente desnuda: Tranquilo, no voy a quedarme embarazada
Estaba sentada encima de mí, cara con cara, yo tenía los pies en el suelo y ella tenía las piernas en la cama que estaba a mi espalda. Me dio un beso, me abrazó y entonces recuerdo que nos aseamos en el baño y supe que estar con ella significaba madurar a un ritmo distinto, estaba quemando etapas demasiado rápido.

Al siguiente día, mi gran amigo y yo habíamos acabado el examen y esperábamos fuera del aula, en un vestíbulo con paredes de piedra desnudas, unos bancos con cojines realmente viejos y una pequeña mesa en medio.

¿Sabes? ayer me estuve masturbando durante casi una hora sin eyacular. Tengo un control total sobre mi pene. De hecho, me masturbo con la sábana de modo que es como tener sexo con una mujer.

Cómo le iba a decir yo que el sexo no era simplemente un estímulo continuo en ambos aparatos sexuales, sino que el sexo era una auténtica batalla, que intervenían mil tipos de variables que no se podía decodificar, que en el sexo de verdad lo físico apenas cuenta. Cómo explicarle que la fusión de dos cuerpos va mucho más allá de la penetración, que el sexo como tal realmente es el despertar de un monstruo interior que siempre reclama más y más y si no lo obtiene, toma el control de tu mente y te convierte en una auténtica bestia. Simplemente asentí con la cabeza y fingí sorpresa al tiempo que él me miraba con cierta superioridad.

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