Es una pira incandescente
Donde muere hasta el mismísimo Lucifer
No puedo dejar que se apague la vela
Aunque no creo que vaya a ser sencillo
Vientos gélidos soplan mi espalda
No es la hoguera, es el ánimo
Con paso firme aún con temor
Volveré otra vez a salir del fuego
Intacto, más duro
Invencible, con más fuerza
Aliados de todo costal
Fuerzas que me empujan
Misteriosos seres de luz me acompañan
Por fin veo la luz al final
¡La veo, la veo!
Es la tierra prometida
Siempre vigilante
Falle el cuerpo
Falle la mente
El alma es incorrompible
Tengo cuanto quiero y merezco
En una vida así ¿quién puede rendirse?
Lucharé un día más, una eternidad si es necesario
Todo pensamiento impuro perecerá
El tiempo todo lo puede
Me curaré de nuevo de este terror
Veo la maldita luz por fin
Salgo tan duro como el primer día
Cuando sabes lo que es verdaderamente duro
Cuando vienes de la base del infierno
Cuando los golpes te han noqueado tantas veces
¿Qué es esto sino irrisoria penitencia?
No les des de comer
Jamás lo alimentes
Sigue sin detenerte jamás
La luz entre la niebla verás
Anónimo - Libro de cartas (IX-VII)
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